viernes, 29 de octubre de 2010



“Gritemos con brío:
Muera la opresión.
Compatriotas fieles,
la fuerza es la unión…”
Himno Nacional de Venezuela

CONFLICTO CRUDO 
Cosecharás tu siembra

Por Anisé Casim
 
De seguro Fidel Castro no tuvo una inusitada epifanía para afirmar en uno de sus escritos que “Lo que los yanquis quieren es el petróleo de Venezuela”[1]. Es que la República Bolivariana posee recursos estratégicos que la posicionan, desde hace años, en la mira del imperio.

Hugo Chávez Frías asumió en febrero de 1999. Unos meses después puso en acto la iniciativa de refundar el país: Alzando el librillo azul -la Constitución promulgada ese año- cual apóstol pregonando la palabra, se propuso refrenar las corrientes del neoliberalismo y la desnacionalización que habían saqueado el patrimonio venezolano.
¿Y qué fue lo que sacó de quicio a las oligarquías exportadoras? Que el gobierno quisiera conservar para el Estado la totalidad de las acciones de la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), motor de la actividad económica de la nación. Los primeros pasos decisivos fueron restringir la oferta de petróleo para elevar los precios internacionales a niveles más justos; expandir la capacidad de refino y adoptar mejores tecnologías en la petroquímica. La Ley Orgánica de Hidrocarburos (*) fue una importante medida legislativa, sumada a otras normas que, proyectando cambios estructurales, amenazaron los tradicionales intereses del imperialismo y la clase privilegiada.  
Portada de la Revista América XXI
 Edición del año II, número 5, junio de 2004.
Cimentar una estructura productiva propia resultó la clave para revertir lo sucedido en 1970-1980 donde se despilfarraron petrodivisas y en 1990, cuando las entidades privadas se adueñaron de numerosas riquezas no renovables y se dispuso la Apertura Petrolera, liberando el campo a los capitales extranjeros.[2]
El combo de agitaciones que comenzaron en diciembre de 2001, completadas por la conspiración encabezada por FEDECAMARAS y los mandatarios de la Central de Trabajadores de Venezuela que desembocó en el fallido golpe de Estado de 2002, fueron movidas por las elites opositoras contagiadas por el virus de la codicia de Washington.
Si tenemos en claro quién es “La mano que mece la cuna” en estos conflictos se puede analizar el posterior sabotaje petrolero, que se dio entre diciembre de 2002 y febrero de 2003. Pero, a diferencia de lo ocurrido en la intentona golpista, Chávez junto a la reforzada alianza popular-militar estuvo preparado para batallar. Resultado: La “Revolución dentro de la Revolución[3] (nueva etapa de revisión y profundización ideológico-moral del proceso insurgente) desintegró a ese Estado parasitario que se encontraba dentro del Estado venezolano.
Se confirma, entonces, uno de los postulados del intelectual Michel Foucault el cual expresa que “Donde hay poder hay resistencia[4]: Desde 2003 el gobierno inició una ofensiva global canalizando las desventuras a su favor y realizó un escrutinio minucioso de PDVSA para tomar finalmente sus riendas.
El giro original es la búsqueda de una diversificación de la economía, que podría ser resumida en la fórmula “inversión petrolera para agilizar y acrecentar la producción no petrolera”. Conclusión: Teniendo como meta el desarrollo endógeno se podrán ir contrarrestando problemáticas como la miseria y el analfabetismo, que son moneda corriente en Latinoamérica y el Caribe.
Como una solterona a la que se le está pasando su tiempo de fertilidad y busca desesperada algún pelafustán para embaucarlo, los yanquis salen desenfrenados en busca de hidrocarburos. Actualmente, importan cerca del 66% de lo que consumen[5]. Se pronostica que Venezuela, siendo su cuarto proveedor por detrás de Canadá, Arabia Saudita y México, será la más codiciada. Mal que les pese, al imperio le queda petróleo para apenas 10 años más[6].
Pero en el mundo del revés se continúa sosteniendo que el país dependiente es Venezuela, poseedora de una producción de crudo de 3.118.000 barriles diarios[7], mientras que la seguridad energética que temblequea es la estadounidense, esclava de la cotización internacional del tonel. 
Oscuro, viscoso y hediondo no son sólo características del “oro negro”, sino del futuro de la orbe, al evidenciarse la escasez progresiva de los recursos naturales y las numerosas guerras por su disputa. Noam Chomsky afirma que el poderío de Estados Unidos se desgasta[8]; aún así, el águila calva sigue merodeando por Latinoamérica.
Hoy la República Bolivariana amplía el mercado comprador: negocia con India e Irán, aumenta sus exportaciones a China[9], y firma acuerdos con Rusia[10].
Todo confirma que Venezuela se ha esmerado por “sembrar el petróleo” soberanamente y que seguirá obteniendo una fructuosa cosecha. Pero pareciera que en el norte a alguien que se le están pudriendo la semillas…  


[2] WEXEL SEVERO, Luciano. 13/02/2009. Informe: “La economía Venezolana entre 1999 y 2008”. Disponible en: http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?name=Downloads&d_op=viewdownload&cid=1
[3]  Ediciones del periódico mensual Le Monde Diplomatique, <<el Dipló>>  (Abril de 2003). “Chávez. Después del golpe y el sabotaje petrolero. Conversaciones con Luis Bilbao (II)”. Buenos Aires: Nuevo Offset. Pág. 45.
[4] FOUCAULT, Michel (1978). Historia de la Sexualidad – La voluntad del saber. Capítulo 2: “Método”. España: Siglo XXI Editores. Pág. 116.
[5] BERNAL, Federico. “La clave está en Caracas” Le monde diplomatique - el Dipló -  Enero de 2010.
[6] GIUSSEPE, Andrés -05/10/10 ¡Alerta! El aleteo imperial por energía está por América Latina. Matrizur. Disponible en: http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=8272:ialerta-el-aleteo-imperial-por-energia-esta-por-america-latina-&catid=45:imperio
[8]CHOMSKY, Noam. 23/09/10. "El poder de Estados Unidos se erosiona por todos lados" - La Jornada Mx. Disponible en: http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=8068:noam-chomsky-el-poder-de-estados-unidos-se-erosiona-por-todos-lados-&catid=44:imperio&Itemid=62[9] ZIBECHI, Raúl. 27/09/10. “República Bolivariana de Venezuela: Pieza geopolítica global. Adital. Disponible en: http://nonosolvidamosdehonduras.blogspot.com/search/label/Venezuela
[10]  Rusia suministrará a Venezuela diez buques petroleros por un total de $700 millones”, Miércoles, 22/09/10. RIA Novosti. Disponible en:

Otros materiales consultados
MOORE, Michael (2004). Capítulo 3: “Poderoso caballero es Don Petróleo”, en ¿Qué han hecho con mi país? Buenos Aires: Printing Books.

VILLEGAS, Ernesto (Septiembre de 2007) Reportaje a Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA: “Nada de lo que hagan va a detener el avance de la revolución”. Revista América XXI –Año IV, número 30. Disponible en: http://www.americaxxiweb.com/numeros/0030/index0030.html
 


UNA ALTERATIVA DIFERENTE
El ALBA: la integración, un sueño posible

Por Jimena Gómez

   A la historia no siempre la escriben los vencedores. Y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) es un claro ejemplo de ello. Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y Las Granadinas y Antigua y Barbuda conforman este modelo de integración que apuesta al desarrollo de las naciones latinoamericanas.
 
   Hace casi doscientos años Simón Bolívar, aquel visionario caudillo venezolano, soñaba con emancipar a su país de la dominación española. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró que no descansaría hasta lograrlo. Y lo consiguió. Pero no se contentó sólo con ello: liberó, además, a los territorios pertenecientes a Colombia, Ecuador y Perú. Este prócer, aunque carente de una sólida formación militar, llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias latinoamericanas.  En 1815, en su Carta de Jamaica, afirmaba: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria[1].
   Pareciera que después de poco menos de dos siglos, los sueños del libertador latinoamericano están trasformándose en realidad. Una realidad concreta y tangible que vio sus primeros albores allá por diciembre de 2001, de la mano del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. ¿Será que este hombre es el llamado a continuar con el plan independentista de Bolívar?
   El ALBA es el sueño de Chávez, un sueño que vio la luz cuando el modelo neoliberal, ese monstruo imparable, avanzaba llevándose por delante las industrias (y las naciones) latinoamericanas. En el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe[2], Chávez aclamaba: “…queremos un modelo que nos integre de verdad, no un modelo que nos desintegre […] Se trata de retraer un sueño que creemos posible, se trata de otro camino, se trata de una búsqueda, porque ciertamente la integración para nosotros es vital: O nos unimos o nos hundimos…”.
Firme y decidido, autoproclamado “nacionalista bolivariano”, Chávez avanzó, al igual que Bolívar, hacia la concreción de su deseo. Pero no estuvo solo. En el 2004, junto con el Presidente de Cuba, Fidel Castro, firmaron la declaración conjunta para la creación del ALBA en el marco de la Primera Cumbre en La Habana, donde sintetizaron los principios cardinales: la más amplia solidaridad entre todos los países para luchar contra la pobreza y la excusión social.
El ALBA emergió como un espacio de encuentro en pos de la integración y la unidad de las naciones Latinoamericanos y el Caribe. Su principal objetivo es unir las capacidades y fortalezas de los pueblos para alcanzar el desarrollo integral de los mismos -ese desarrollo tan menoscabado y negado por las políticas económicas imperialistas.
 En el 2006 se incorporó Bolivia. Y su presidente, Evo Morales, propuso el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) para garantizar la complementación productiva entre los países, sobre las bases del aprovechamiento de ventajas comparativas existentes, ahorro de recursos, ampliación del empleo. ¿Políticas de libre comercio? En absoluto. ¿Estados intervencionistas y reguladores? Sí.
 El ALBA funciona cada vez más como una máquina aceitada. La incorporación de los demás naciones[3] sumado a la eficacia de Proyectos Grannacionales (como el Banco del ALBA[4], el ALBA Cultural, el Proyecto de Alfabetización y Postalfabetización), dan vida concreta a los procesos sociales, culturales y económicos y consolidan la integración y la unidad.
Los resultados son contundentes: el ALBA obtiene el mérito histórico de ser el primer espacio regional libre de analfabetismo, sobre todo en Bolivia cuyos resultados ya se ven a la vista. Los países avanzan en la creación en Estados Plurinacionales[5] con el reconocimiento de pueblos originarios, infraestructura en materia productiva, salud, cultura y educación.
Ni la crisis económica mundial del 2009 ni los golpes de Estado en Honduras (junio de 2009) y Ecuador (septiembre de 2010) lograron amilanar el tesón de las autoridades de los países miembros. Pero, mientras el ALBA continúa creando acuerdos y uniendo naciones, el poder hegemónico internacional persiste. Y se materializa en políticas concretas tendientes a desestabilizarlos. Hasta ahora, sus dirigentes se posicionan como firmes guardianes de sus naciones frente a los embates de las grandes potencias. La puja perdura. El futuro determinará quién ganará la batalla.

 


[1] BOLIVAR, Simón (1815) Carta de Jamaica. Pág.6.
[2] La propuesta del ALBA la formuló por primera vez el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, en el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita, el 11 y 12 diciembre de 2001. Disponible en:  http://www.alianzabolivariana.org/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=2080
[3] En 2007 se incorpora Nicaragua y al año siguiente se adhiere la Mancomunidad de Dominica. Por último, en 2009 se incorporaron la Alianza Ecuador, San Vicente, las Granadinas y Antigua y Barbuda. La República de Honduras, que estaba participando, se retiró tras el golpe del año 2009.
[5] En la Declaración de la X Cumbre Del ALBA-TCP realizado en Ecuador en junio de 2010, con la presencia de autoridades indígenas y afrodescendientes, las naciones se comprometieron a construir sociedades incluyentes, culturalmente diversas y ambientalmente responsables. En la declaración entienden que el Estado Plurinacional Unitario “…es la expresión de la unidad de diversidad, que asume una forma democrática de convivencia, expresada en la interculturalidad que es el relacionamiento armónico entre las culturas”. Más información en: http://www.alianzabolivariana.org/modules.php?name=News&file=article&sid=6544

viernes, 22 de octubre de 2010



SOCIALISMO BOLIVARIANO Y DEMOCRÁTICO
La fuerza de la Revolución

Por Clarisa López

La figura de Hugo Chávez marcó un antes y un después en la historia de Venezuela. Si bien su ideología revolucionaria data de muchos años atrás, en 1999, con su asunción como presidente venezolano, se inicia un proceso de reformas políticas e institucionales que ha sabido perdurar hasta la actualidad.

 “No daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”[1]. Con este juramento, pronunciado el 15 de agosto de 1805, Simón Bolívar comprometía su vida en la lucha contra la presencia española en Sudamérica.
Seguramente éstas y muchas otras palabras enunciadas por el libertador fueron las que guiaron, y aún hoy continúan haciéndolo, al actual presidente venezolano Hugo Chávez en su proceso denominado Revolución Bolivariana, iniciado el 2 de febrero de 1999.
Debemos recordar que hasta 1999 el Estado venezolano se había dedicado a aplicar las “recetas” que Estados Unidos le proponía, ocasionando un deterioro político, económico y social del país, y llevando a la destrucción de amplios sectores de la población. Pero con el ascenso de la Revolución Bolivariana, la situación cambió y el gobierno de Venezuela orientó su política hacia la igualdad, la inclusión social y la promoción del respeto de los derechos de los sectores excluidos.
Sin embargo, a pesar de la construcción de un programa económico-social por fuera de los organismos internacionales y la mejora de la calidad de vida de la población venezolana, no fue tarea fácil para Chávez evitar los enfrentamientos con el sector privado.
Los episodios del 10 de diciembre de 2001, en donde la cámara empresarial Fedecámaras y la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) se manifestaron, por primera vez, en contra de las políticas presidenciales, sumado a la crisis con la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), desencadenaron el Golpe de Estado de 2002. La madrugada del 12 de abril de ese año un puñado de altos mandos militares se sumó a la conspiración encabezada por la cámara empresarial Fedecámaras y la cúpula de la CTV y se impusieron sin combate sobre el conjunto de la Fuerza Armada Nacional, arrancando a Hugo Chávez del Palacio de Miraflores. El 13 de abril Pedro Carmona, titular de la principal cámara empresaria, fue designado presidente, pero ese mismo día millones de personas se volcaron a las calles a enfrentar a los golpistas, quienes huyeron, dejándole el camino libre a Chávez, repuesto en su cargo el 14 de abril.[2]
Sin embargo, pese a los intentos por derrocar al líder bolivariano y los conflictos que el gobierno constantemente mantiene con los sectores más radicales de la derecha y el imperio norteamericano, el gobierno de Hugo Chávez parece no desgastarse tras 11 años de mandato.  
El pasado 26 de septiembre se llevaron a cabo las elecciones legislativas en Venezuela para renovar 12 plazas del Parlamento Latinoamericano y las 165 bancas que conforman la Asamblea Nacional[3]. La pulseada entre el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que reúne a partidos y organizaciones opositoras, fue ganada por el chavismo. Sin embargo, el gobierno bolivariano no logró alzarse con la mayoría de dos tercios que se había propuesto, por lo que tendrá problemas para sancionar ciertas leyes y modificar la Constitución.
El resultado de estas elecciones tiene varias lecturas posibles, porque si bien consolida al PSUV como la fuerza mayoritaria y respalda la gestión del presidente Hugo Chávez, por otro lado instala en el futuro parlamento una oposición hasta acá ausente, recordemos que en la última elección legislativa de 2005 la oposición se negó a participar de los comicios.
Desde que comenzó su mandato en el año 1999, el gobierno de Chávez se metió con los intereses de una burguesía que tiene como principales premisas la defensa de la propiedad privada y los valores liberales, pero que hasta el momento nunca logró consolidarse como una verdadera fuerza opositora.
Chávez ya confirmó que se postulará para la reelección en el 2012 y la popularidad alcanzada por el líder bolivariano es cada vez mayor. Las condiciones parecen propicias para la continuidad de la Revolución Bolivariana, pero ¿serán suficientes las políticas aplicadas por el gobierno para consolidar y profundizar dicho proceso revolucionario?



[1] Enciclopedia Hispánica. Macropedia, Volumen 3 (1992). Enciclopedia Britannica Publishers, Inc.
[2] Video: “La revolución no será transmitida” (Documental - Año 2003) http://video.google.com/videoplay?docid=2192459744675391361#
[3] Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).

Portal Gobierno en Línea de Venezuela: http://www.gobiernoenlinea.ve/misc-view/index.pag
Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia: http://www.presidencia.gob.ve/

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“Ahora, por distintos caminos llegaron al poder las revoluciones (…) Cuando se habían cancelado casi los caminos revolucionarios (…) cuando se proclamaba desde los centros de pensamiento del poder hegemónico imperial, desde Estados Unidos, desde Europa y en otros países del sur también, el fin de la historia (…) resulta que en Caracas, en Venezuela se encendió la luz de la revolución bolivariana, la última revolución del siglo pero al mismo tiempo (…) la primera revolución del siglo XXI. Y nosotros estamos obligados a preservarla, fortalecerla, alimentarla, dejarla para el mañana, para el siempre.”
Hugo Chávez


OTRO GOLPE AL ESTADO
Honduras, una historia de subordinación

Por Tamara Cordera

 
La independencia de los países latinoamericanos se presenta como un ideal perseguido por muchos a lo largo de la historia, pero, pese a los intentos que se realizaron y realizan parece aún muy lejana. La lucha por la democracia ha sido interrumpida una vez más por el fantasma del golpe de Estado, en pleno siglo XXI.

El 28 de junio de 2009 fuimos testigos de otro hecho lamentable, de los muchos que plagan la historia de América, el golpe de Estado que derrocó al presidente hondureño Manuel “Mel” Zelaya. Este acontecimiento desconcertó a la población, ajena a etapas de oscuridad dictatorial desde la década de los 80. Roberto Micheletti, integrante del Partido Liberal de Honduras –al igual que Zelaya- asumió como primer mandatario del gobierno de facto, encontrando el repudio de la comunidad internacional y de gran parte de los habitantes de Honduras.
“Mel”, se había convertido en un personaje controvertido en su país. Durante su mandato, llevó a cabo una serie de acciones, como la creación de empleos dignos, la reducción de impuestos al consumo, la negación de licencias mineras a trasnacionales y la polémica adhesión al ALBA en 2008. Esta última medida, fue la más repudiada por la oligarquía local, que consideraba una “amenaza” la alianza entre Zelaya y Hugo Chávez. Todas estas acciones tendieron a acercarlo cada vez más a los sectores populares.
La acción final que terminó con el derrocamiento de Zelaya fue la promoción a una encuesta popular en la que se buscaba conocer la opinión de la población con respecto a la realización de una asamblea constituyente. El objetivo de esto era realizar una reforma constitucional para promover una democracia participativa. La oposición sostuvo que el propósito real de Zelaya era instalar la reelección para poder perpetuarse en el poder.
Sabemos que un golpe no se lleva a cabo de la noche a la mañana, sin que existan alianzas y colaboraciones poderosas de por medio. No existen golpistas solitarios, y el caso de Honduras no es la excepción.
En la historia de dicho país, los regímenes civiles y el poder militar siempre han convivido, y este último ha actuado como asegurador de los intereses económicos de la oligarquía –aliada incondicional de Estados Unidos- ante cualquier posible amenaza al libre mercado. El costo que han pagado los hondureños son años de subordinación política, abuso de los derechos humanos y aniquilamiento del pueblo.
El derrocamiento de Zelaya fue un trabajo conjunto del poder mediático, militar, eclesiástico y jurídico. Mel cargaba con esta oposición desde antes de asumir. Además de estas trabas, el ex presidente tuvo que luchar contra serias limitaciones: la ineficacia productiva de su país, la pobreza, la incompetencia del Estado, la violencia. Todo esto acentuado por una dependencia abismal de Estados Unidos en materia económica, política y cultural.  
Esta subordinación es antigua. Honduras ha contado con el penoso destino de ser un país invadido por multinacionales. Sólo hace falta recordar el nombre con el que se hizo conocida mundialmente: “la República Bananera”. Esta denominación proviene de la relación comercial entre Honduras y EE.UU., que comenzó hacia 1860 con la exportación de bananos al Imperio. La producción campesina independiente fue haciéndose cada vez menor hasta que, en 1894 el mercado estaba controlado solamente por tres empresas: la United Fruit Company, la Vaccaro Brothers (luego Standard Fruit) y la Cuyamel Fruit Company. Tres empresas de capital norteamericano controlaron el rumbo económico del país.
Con conciencia de los problemas que azotaban a su nación fue que Zelaya trató de generar políticas económicas independientes del Imperio y las oligarquías, y lo que consiguió fue la destitución ilegítima de su cargo. Quería lograr que Honduras deje de funcionar como país-apéndice de los intereses yanquis y como base militar para sus tareas sanguinarias. Pero es muy difícil revertir una subordinación que data de años y más si esta cuenta con el apoyo de la elite local.
El problema de la dependencia ante el Imperio yanqui, es algo que ya plasmaba Simón Bolívar en el año 1829: “los Estados Unidos parecen destinados a plagar la América de miserias en nombre de la libertad” y aún esas palabras continúan resonando, y parecen adaptarse cada vez más a la realidad de Latinoamérica.  

 
 
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Discurso del presidente Manuel Zelaya en la sede de las Naciones Unidas, el 30 de junio 2009. Disponible en: http:/www.tu.tv/videos/honduras-64-golpe-de-estado-discurso-del

Bibliografía utilizada:
- Ernesto Jorge Tenembaum: Movimientos Populares en la historia de nuestra América. Buenos Aires, Sudamericana, 2006.
- James Petras y Morris Morley: América Latina: pobreza de la democracia y democracia de la pobreza. Rosario, Homo Sapiens, 1995.
-
Hugo Quiroga y César Tcach: Argentina 1976-2006. Entre la sombra de la dictadura y el futuro de la democracia. Rosario, Homo Sapiens, 2006.